Las altas temperaturas han elevado la sensación de calor en el país en las últimas semanas, situación que la población ha tratado de apalear consumiendo más energía eléctrica, o al menos esto es lo que explican las autoridades al indicar que las interrupciones en el servicio que se están registrando son producto de “un aumento histórico en la demanda de electricidad”.
Lo que Edenorte, Edesur y Edeeste no explican con tanta celeridad es cómo mucha gente denuncia que paga todos los meses elevados montos en su factura en la misma medida en la que sufren más y más apagones.
Es difícil concebir que el sistema eléctrico dominicano no tenga un plan de contingencia ni capacidad para resolver esa “histórica demanda” sin que sea el ciudadano el que salga sacrificado.
La gente se queja porque paga altas tarifas que no se corresponden con las horas de luz que reciben. Y con razón, porque la relación costo-beneficio es, por demás, sumamente injusta.
Lamentablemente, no se trata de una problemática que se le pueda adjudicar únicamente al calor ni a esta gestión de gobierno.
Es un problema de Estado que lleva varias décadas sin resolverse, es un tema consigna para las campañas políticas que suelen terminar en puro cuento. Es un dolor de cabeza enorme para los más humildes, para los que pagan religiosamente todos sus impuestos.
Me parece pertinente recalcar que la energía eléctrica en nuestro país, así como la salud, la educación, el agua potable, el transporte y la comida, no es un lujo, sino una necesidad y es así como debería de verse. Sin embargo, se ha convertido en un traspiés del actual mandato.
¿Cuándo dejaremos de escuchar “se fue la luz? ¿Cuánto tiempo más hemos de esperar para que los dominicanos gocemos de servicios básicos de calidad?
Por: Yasmel Corporan;-
@CorporanYasmel
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