Muere CHENTE >>>
En cada concierto, Vicente FernĂĄndez entusiasmaba al pĂșblico: "Mientras ustedes aplaudan, yo sigo cantando", decĂa. La gente le tomaba la palabra y palmeaban hasta prolongar el espectĂĄculo por cuatro o cinco horas,,,,,
MĂ©xico;- Esa era una de las marcas registradas del "Chente", el apodo con que se conocĂa en MĂ©xico. TambiĂ©n le decĂan El Charro de HuentitĂĄn.
Con su muerte, ocurrida este domingo a los 81 años y que fue informada por su familia a travĂ©s de su cuenta oficial en Instagram, termina la Ă©poca de los grandes intĂ©rpretes de la mĂșsica regional mexicana, un perĂodo que iniciĂł con Tito GuĂzar en los años 30, Pedro Infante en la dĂ©cada posterior y siguiĂł con Jorge Negrete, Javier SolĂs y JosĂ© Alfredo JimĂ©nez.
Fernåndez era el heredero de esta saga, y unas de las voces mås reconocidas de Hispanoamérica.
El cantante se encontraba hospitalizado desde la semana anterior, despuĂ©s de una recaĂda del accidente que tuvo en su habitaciĂłn el pasado mes de agosto.
En sus 50 años de carrera vendiĂł mĂĄs de 65 millones de discos, filmĂł 25 pelĂculas y ganĂł ocho premios Grammy Latino.
Hasta ahora no existe un artista de ese género musical que ocupe su puesto.
Chente era dueño de un peculiar estilo de entonar las canciones rancheras, la mĂșsica mĂĄs caracterĂstica de MĂ©xico."TenĂa una voz potente que combinaba con otra muy aterciopelada", le dice a BBC Mundo PĂĄvel Granados, director de la Fonoteca Nacional.
"Hay algo distinto que Vicente FernĂĄndez le puso a la mĂșsica ranchera. Su repertorio es muy amplio, desde las canciones originales del gĂ©nero hasta otras como el bolero", afirma Granados.
Los subtĂtulos de esta nota son todos nombres de canciones popularizadas por el fallecido mĂșsico.
"Hermoso cariño"
A Chente le gustaba el contacto con su pĂșblico.
En plazas de toros, palenques (auditorios donde se realizan peleas de gallos) o teatros, atendĂa sin dudar a las personas que le pedĂan interpretar sus canciones favoritas.
"Hay dos tipos de cantantes, los que viven de cantar y los que vivimos para cantar", confesó en una entrevista a la revista Quién.
"Mi vicio es salir al escenario y escuchar los aplausos, no me importa el dinero".
En México, los cantantes suelen ofrecer conciertos de dos horas, acompañados con frecuencia de otros artistas que consumen parte del tiempo.
FernĂĄndez no. Sus espectĂĄculos duraban al menos tres horas, y quizĂĄ por ello es uno de los cantantes por quien mĂĄs orgullo sienten los mexicanos.
"Las llaves de mi alma"
Pero no siempre fue asĂ.
Vicente FernĂĄndez GĂłmez naciĂł el 17 de febrero de 1940 en HuentitĂĄn El Alto, en ese entonces un barrio rural al norte de Guadalajara, Jalisco.
Su padre querĂa construir un rancho ganadero pero sĂłlo pudo comprar unas cuantas reses que cuidaba en un establo pequeño.
Cuando terminó la educación primaria, Chente empezó a ordeñar vacas, porque no quiso seguir estudiando.
Pero la venta de leche fue insuficiente y entonces la familia siguiĂł el camino de miles de jaliscienses pobres y emigrĂł a Tijuana, Baja California.
En la ciudad fronteriza con Estados Unidos, Vicente trabajĂł como albañil, pintor y ebanista.Y tuvo su primer pĂșblico.
El artista afirmaba que los pintores de obras en construcciĂłn se peleaban por tenerlo como alumno.
Y no por sus habilidades con las paredes y muebles, sino porque el adolescente cantaba todo el tiempo y hacĂa mĂĄs amena la jornada laboral.
Chente trabajó lo suficiente para comprarle a su hermana Alejandra un vestido para festejar sus 15 años.
Luego dejĂł la pintura y el cemento y aceptĂł un empleo como cajero del restaurante de un tĂo, pero tampoco durĂł mucho: el joven dedicaba mĂĄs tiempo a cantar entre las mesas que a cobrar el consumo.
"De un rancho a otro"
A mediados de los 60 FernĂĄndez emigrĂł a Ciudad de MĂ©xico donde cantaba en restaurantes, centros nocturnos y fiestas particulares.
Fue una Ă©poca muy difĂcil, recordaba. Su primer hijo, Vicente, naciĂł prematuramente y no podĂan pagar un hospital para normalizar su crecimiento.
Lo llevaron a casa e improvisaron una incubadora con bolsas de agua caliente y un foco "de los que calientan las carnitas", confesĂł.
El niño, llamado Vicente, salvó la vida. Fue el primogénito de los cuatro hijos que tuvo el cantante: tres varones y una mujer.
Uno de ellos, Alejandro, tambiĂ©n es cantante aunque en su carrera tuvo algunos desencuentros con su padre: El Potrillo, como se le conoce en MĂ©xico, incursionĂł en el estilo pop, algo que el Chente reprobĂł pĂșblicamente.
Tras el difĂcil episodio con su primer hijo, el camino para Vicente FernĂĄndez empezĂł a despejarse cuando le permitieron cantar en la estaciĂłn radial XEX, la mĂĄs importante del paĂs.
Luego, en 1966 muriĂł el cantante Javier SolĂs, quien era el principal artista de mĂșsica tradicional mexicana, un fuerte mercado que de pronto se quedĂł sin Ădolo.
Fue la oportunidad que estaba esperando. Las disqueras que antes lo rechazaron "empezaron a llamarme", contaba.
Con su estilo de charro cantor "que redime la cultura de la provincia como algo valioso", paulatinamente se convirtiĂł en sucesor de aquellos iconos de la mĂșsica ranchera", explica el director de la Fonoteca Nacional.
SegĂșn Granados, "la industria musical, la gente, la prensa, la televisiĂłn necesitaban tener a alguien que estuviera a la altura de las expectativas de algo que nacionalmente nos representa".
"Muchos querĂan parecerse a Ă©l pero no sabĂan bien cĂłmo construir un estilo propio", recuerda. "Fue naturalmente uno de sus grandes aciertos".
"Volver, volver"
Fue entonces cuando iniciĂł la leyenda de El Charro de HuentitĂĄn.
FernĂĄndez grabĂł mĂĄs de cien discos y ĂĄlbumes, ademĂĄs de participar en una veintena de pelĂculas.
En el cine protagonizĂł lo mismo a un vendedor de tacos que se vuelve millonario y pierde su fortuna al verse obligado a repartirla entre sus cuatro parejas, que a un jefe revolucionario o un ladrĂłn de pueblo.
La fama internacional le llegĂł con la canciĂłn Volver, Volver, escrita especialmente para Ă©l por el conocido compositor Fernando Z. Maldonado.
Pero su mayor Ă©xito, decĂa, era la respuesta del pĂșblico en las presentaciones en vivo.
En febrero de 2009 cantĂł en el ZĂłcalo de Ciudad de MĂ©xico ante mĂĄs de 200.000 personas, la cifra mĂĄs alta que haya reunido un artista mexicano.
"El Rey"
Pero hubo otros episodios trĂĄgicos.
En 1998, su hijo Vicente permaneciĂł cuatro meses secuestrado, un proceso que obligĂł al exilio de la familia durante algĂșn tiempo.
TambiĂ©n enfrentĂł un cĂĄncer a la prĂłstata, que superĂł gracias a la detecciĂłn temprana del problema, y en 2012 le encontraron un tumor en el hĂgado que resultĂł benigno.
Fue entonces que anunciĂł su retiro, e iniciĂł una gira internacional para despedirse de su pĂșblico.
En su recorrido, que abarcĂł ciudades de Estados Unidos, MĂ©xico y SudamĂ©rica el entonces presidente de Venezuela Hugo ChĂĄvez le entregĂł La Orden de los Libertadores, una de las principales condecoraciones de su paĂs.
En una de sus Ășltimas entrevistas le preguntaron a Vicente dĂłnde le habrĂa gustado morir.
Y respondió en su estilo: "Donde Dios quiera recogerme, nada mås que me dé chance de arrepentirme".
Fuente: RedacciĂłn BBC Mundo;-
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