“Lo que nace nulo absolutamente ni el tiempo ni acto alguno lo convalida. Por eso es inexistente. Y si algún mandato o cargo se fundamenta en un proceso viciado de nulidad absoluta, como lo fueron las pasadas primarias del 6 de octubre, quien lo ejerce carece de legitimidad”
En términos más llanos, cuando una candidatura nace ilegitimada, nacida fruto de grandes cuestionamientos, la misma crea dudas en los electores y no tiene posibilidades de éxito.
El fraude se convierte en algo moralmente cuestionado, hace sentir al supuesto triunfador débil, lo desmoraliza, lo hace ver cómo alguien que no tiene méritos y que ha tenido que recurrir a la trampa y al engaño, para obtener un triunfo que en el fondo él mismo sabe que no obtuvo.
La sociedad se siente tan burlada, que jamás deja de cuestionar y jamás da su apoyo a quien surge como candidato ilegitimado en estas condiciones.
Es imposible sostener la legitimidad de un proceso electoral que desde su misma convocatoria estuvo desviado de los estándares internacionales y legales nacionales destinados a garantizar la libre expresión de la voluntad popular a través de elecciones universales, directas y secretas.
Haciendo honor a su nombre el Penco (Delfin) del presidente Medina, ha nacido mal, se ha ilegitimado su triunfo, se ve débil y ahora tiene que cargar el peso de las consecuencias de los actos propios y de palacio.
Por Lic. Héctor Castellanos ;-
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