Stephen West es la tercera persona en elegir la silla
eléctrica en menos de un año. Los reclusos argumentan que la inyección
provoca una muerte más dolorosa y por eso la consideran una "tortura
inconstitucional".
Stephen
Michael West, un preso estadounidense condenado a muerte, pidió a las
autoridades cambiar el método de su ejecución dos días antes de la
sentencia, que se llevó a cabo este 15 de agosto en el estado de Tennessee.
De acuerdo con el Departamento de Correcciones de Tennessee (TDOC, por sus siglas en inglés), West eligió ser electrocutado
en lugar de someterse a la inyección letal. La ley estatal permite a
los convictos cuyos delitos se cometieron antes del 1 de enero de 1999
seleccionar entre uno de los dos métodos.
Stephen fue trasladado en la mañana del martes al corredor de la
muerte —la celda de los individuos que esperan su ejecución— en un lugar
adyacente a la cámara donde se cumplió la pena. El condenado, que
permaneció bajo observación las 24 horas del día, escogió la que será su última cena: un sándwich de tiras de carne con queso fundido y una porción de papas a la francesa.
"En el principio, Dios creó al hombre. Y Jesús lloró. Eso es todo", fueron las últimas palabras de West, según el periódico The Tennessean. De esta manera, el reo hacía dos referencias a la Biblia:
primero al Génesis y después al pasaje del Nuevo Testamento Juan 11:35,
en que Jesús muestra empatía por el hombre mientras llora por la muerte
de Lázaro antes de resucitarlo.
The Tennessean señala
que el criminal, de 56 años, es la tercera persona en elegir la silla
eléctrica en menos de un año. Los reclusos argumentan que la inyección
provoca una muerte más dolorosa y prolongada y por eso la consideran
una "tortura inconstitucional". Abogados de los presos,
apoyados en estudios médicos, aseguran que el primero de los tres
medicamentos que se suministran, el sedante midazolam, no mitiga el
dolor que causan los siguientes dos fármacos, subraya el diario.
El crimen
West fue condenado a muerte en 1987
por el asesinato de Wanda Romines, de 51 años, y de su hija, Shella
Romines, de 15 años. Ambas mujeres fueron atadas de manos y apuñaladas
dentro de su residencia en 1986.
La menor de edad recibió 17 punzadas en el estómago, 14 de las cuales fueron "cortes tipo tortura", según el patólogo forense encargado. La adolescente fue violada antes de morir.
La
defensa de West intentó esta semana detener la ejecución presentando
dos solicitudes separadas. Sin embargo hoy, a pocas horas de hacerse
efectiva la pena, la Corte Suprema de EE.UU. declinó la petición.
La ejecución se llevó a cabo en la Institución de Máxima Seguridad de Riverbend (Nashville). West fue declarado muerto a las 19:27 (hora local), informó el TDOC.
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