Hablar de costo en la producción publicitaria es un verdadero dilema.
Esto así, porque el prestigio, la fama, el renombre del realizador, es un aspecto que cuenta.
La calidad, que es un factor relativo e inmedible cuando se trata de arte, juega un papel esencial al momento de fijar precios.
De ahí que sobre una misma idea puedan reposar cotizaciones distintas
y distantes que estén determinadas por subjetividades oníricas
inexplicables.
Pero es justo consignar que la garantía que representa producir bajo la tutoría de un profesional a toda prueba no tiene precio.
Esto así, porque una maravillosa idea creativa, una brillante
propuesta, puede ser disminuida y sepultada por una mala ejecución.
Así como una idea pobre, irrelevante, puede ser salvada por una buena ejecución.
Este concepto es válido para cualquier tipo de producción.
Me refiero al diseño de líneas gráficas de campañas, a la realización
de jingles, a la producción de comerciales para la televisión, a la
escogencia de una voz para presidir tu discurso comunicacional, etc.
Todos los diseñadores diseñan, todos los creativos crean, todos los
jingleros hacen jingles, todos los productores de TV producen, todos los
locutores hablan, todos los cantantes cantan, todos los estudios y
todas las cámaras graban; pero la categoría, el talento y la grandeza
para hacerlo con aristocracia, marca una diferencia que se traduce en
costo.
Por Heddel Cordero ,-
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