En pasillos y aulas universitarias se corre la voz.
Puede
ser una amiga, un cartel anónimo colocado en el baño de mujeres o un
muchacho que invita a las estudiantes a un viaje con todo pagado.
Así es como las redes de prostitución reclutan a jóvenes, mujeres y también hombres, en las universidades de Colombia.
Eso
es lo que cuenta Sofía (como se presenta ante sus clientes) una mujer
de 25 años que está a punto de terminar sus estudios y que lleva tres
años como trabajadora sexual.
"Una compañera, en una salida de
campo me dijo que si quería viajar con ella y unos amigos a Cartagena.
Le dije que no los conocía y que me sentiría rara", cuenta la joven
sobre como comenzó todo.
Sofia agrega que su compañera de clase le dijo que "no había problema, que ellos gastaban todo y que sólo querían que los acompañarán, que les gustaban las mujeres bonitas".
"Acepté
ir a Cartagena y cuando volví con un sobre con dinero me di cuenta que
ya estaba en este mundo", señala la estudiante a BBC Mundo.
Las redes
Reclutar
universitarias para que trabajen como modelos webcam, damas de compañía
y trabajadoras sexuales es un esquema de negocio expandido en
universidades de varias ciudades de Colombia, explica Samuel Ávila,
profesor universitario y autor de una tesis sobre el fenómeno de la
prostitución en este país.
El antropólogo le señala a BBC Mundo que los motivos son varios, pero
destaca que las condiciones económicas de las estudiantes y los altos
costos de los estudios universitarios son los factores que predominan
para que las jóvenes sean cooptadas por estas redes.
"Es una
realidad que existen estudiantes en todo el país que recurren a ofrecer
estos servicios para financiar sus carreras", señala el investigador.
Ávila,
quien escribió la tesis "Cuerpos del bajo mundo, prostitución y
violencia en Colombia", indica que todo comienza "entre conocidos".
Las chicas son abordadas por una amiga o amigo, escuchan las cantidades de dinero que se puede obtener y reciben invitaciones para hacer viajes que en principio parecen un "plan inocente".
"Otra
forma tiene que ver con la publicación, generalmente en los baños para
mujeres, de avisos en los que se convoca a estudiantes con ciertas
características físicas", explica el antropólogo.
Por
ejemplo, en una universidad de Medellín se detectó un afiche que
señalaba "¿Tú conoces o tienes amigas bonitas? ¿Quieres ganar algo de
dinero extra y rápido?".
En el mismo cartel se podía leer "ayúdame
a conseguir una muchacha como describo y te ayudo económicamente a ti y
a ella. Para relación o amistad".
Sofía
"Mi amiga me dijo que no
pasaba nada, que sólo era un viaje y que la íbamos a pasar bien. Que
incluso ella era la que me iba a invitar y que todo iba a estar bien", relata Sofía sobre su primera experiencia.
La joven indica que sus dificultades económicas fueron el principal motivo para aceptar ser parte de ese mundo.
"Yo
estaba casi a mitad de carrera y la verdad iba bien y mi promedio era
bueno. No salía, no iba de fiesta, sólo trabajaba y estudiaba, pero ya
era difícil trabajar para costearme todo en la universidad. Mis papás me
ayudaban, pero siempre salían más gastos", indica la mujer.
Sofía,
como muchos jóvenes de Colombia, solicitó un préstamo universitario
para costear sus estudios y tenía la obligación de pagar la cuota mes a
mes.
"Mi amiga me dijo 'oye sólo somos damas de compañía, no somos prostitutas.
Nos pagan por salir de viaje con ellos, pero si no quieres que te
toquen no lo van a hacer' y me dijo que eso me podía ayudar con el
préstamo de la universidad", recuerda.
La estudiante cursa una
carrera que en los últimos años demanda visitas a zonas rurales para
realizar trabajo de campo que deben ser pagados por los alumnos.
"Cada vez se hacía más difícil por los viajes de la universidad y todos los gastos que debía costear", afirma.
Después de su primer "viaje" conoció al reclutador con el que trabajaba su amiga y quien realizaba los pagos a las jóvenes.
"Ahí
conocí al encargado, que no tiene nada que ver con la universidad. Con
él se contactan los hombres que buscan mujeres universitarias y así fue
que viajé", explica la estudiante.
La preocupación
No
es nuevo para las universidades de Colombia que estudiantes sean
tentadas para trabajar como damas de compañía, prostitutas o modelos
webcam.
El último es el rubro que más va creciendo en el país, según explican alumnos como profesores.
En 2017, la policía de Medellín señaló que la presencia de proxenetas en las universidades de la ciudad era alarmante y que iba de la mano con el microtráfico de estupefacientes.
Algunas
universidades de esa ciudad abrieron "líneas seguras" para que las
jóvenes puedan denunciar a los compañeros o compañeras de clase que
pretenden "reclutarlas".
BBC Mundo conversó con profesores universitarios de las ciudades de
Bogotá, Bucaramanga, Medellín y Pereira, y todos señalaron que este
fenómeno se escucha en los pasillos de los centros académicos con
relativa frecuencia.
Uno de los docentes relató el caso de una joven que "desde el viernes a las seis de la tarde hasta el lunes a las ocho de la mañana desaparecía".
"Sus
amigas no la podían encontrar de ninguna manera en los fines de semana
porque ella se iba a los famosos viajes y apagaba el celular y se
desconectaba de las redes sociales", explica el profesor.
El fenómeno
En
Colombia la prostitución no es ilegal, pero los expertos consultados
por BBC Mundo señalan que eso no significa que las universidades puedan
convertirse en terreno fértil para el trabajo de proxenetas.
"Las líneas entre acoso sexual, trabajo sexual y abuso sexual son muy delgadas y eso lo sufren las estudiantes", indica Samuel Ávila.
La
secretaria de Integración Social de la ciudad de Bogotá, Cristina
Vélez, explicó a BBC Mundo que es difícil conocer cifras en el fenómeno
del trabajo sexual de universitarias puesto que ellas no acuden a
programas de apoyo en salud o albergue, como si lo hacen aquellas en
situación de calle.
De estas últimas sí existen descripciones y
estadísticas parciales, como un informe hecho en 2017, pero, aclara
Vélez, nunca se realizó algo parecido a un censo.
Bogotá aglutina a
mujeres de decenas de ciudades de Colombia que llegan a la capital en
busca de obtener mayores recursos a través del trabajo sexual.
Una de ellas es Lina, estudiante de 26 años entrevistada por Ávila,
quien afirma haber trabajado como dama de compañía y "novia" en 20 de
los 32 departamentos de Colombia.
Ella, afirma que sostuvo relaciones largas con futbolistas, guerrilleros, paramilitares, policías y sicarios.
Explica que se trata de "un bajo mundo" en el que todos se encuentran.
Sofía
opina igual y añade que entre las universitarias y universitarios que
decidieron ingresar a ese mundo se conocen de una u otra manera.
"Cuando
entras a este mundo conoces a todas las que viajan y trabajan en esto y
en la universidad son varias y no sólo de las públicas sino también de
otras universidades privadas", concluye.
*Esta nota se
actualizó para dejar constancia de que no existen cifras oficiales de
cuántas mujeres se dedican a la prostitución en Colombia.
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