Cenoví, Prov. Duarte,- “Hay días buenos, días malos, días alegres y días
tristes en los cuales recuerdo la sonrisa que desprendía mi hija y lo
mucho que la extraño”, dice entre lágrimas Adalgisa Polanco, madre de
Emely Peguero.
Hoy, viernes 23 de agosto, hace dos años la adolescente Emely salió
de su casa, para no volver. En este aniversario de su fallecimiento, sus
familiares recuerdan lo que consideran su legado, la sonrisa que
siempre mantuvo viva en su rostro.
Nostalgia, melancolía y sonrisas que simultáneamente se ven afectadas
por lágrimas que se desprenden de los ojos vidriosos de Adalgisa
Polanco y Leidy Peguero, son los condimentos de una conversación que
mantuvieron con periodistas de LISTÍN DIARIO para rememorar a Emely.
Este coctel de emociones que se refleja en los rostros, las palabras y
las acciones de ambas familiares, coinciden en un aspecto que
destacaron por encima de todo lo que extrañan de Emely, su sonrisa y
como esta se hacía notar en cada lugar adonde llegaba.
“La recuerdo igual que siempre, con una sonrisa en su rostro y ese
abrazo que ella me daba”, entre una leve muestra de alegría y varias
lágrimas desprendiéndose de su rostro, Adalgisa habla sobre su hija.
La madre, remarca como era en la cotidianidad: “Emely era notable,
donde llegaba era una alegría, yo siempre decía que tenía una estrella.
Ella tenía algo diferente a los demás, algo extraordinario, ya que ella a
pesar de cualquier circunstancia siempre sonreía, vivía sonriente ante
todo”.
Sin embargo, entre toda esa felicidad, hubo una ocasión en que Emely
mostró tristeza y se “sentía cohibida”. Fue durante su embarazo.
Embarazo
El embarazo fue una etapa de miedo, temor y tristeza, en la cual Emely
se sentía como una “mariposa atrapada en su capullo”, según comenta su
madre, porque no quería que sus padres se enteraran que estaba encinta.
“Nunca entendí por qué no me lo comunicó de una vez, ella no se
atrevía a decírmelo al principio y eso que ella y yo éramos más que
madre e hija, éramos amigas, nos comunicábamos todo”, comenta Adalgisa.
El mantener su embarazo en secreto, hizo que una actitud triste y
desolada se apoderara de ella, creando así una forma de actuar impropia
en Emely. Esto se reflejó en las calificaciones del liceo, las cuales
decayeron y en el brillo en su sonrisa, que comenzó a tomar una
tonalidad opaca.
No obstante, transcurridos unos meses, Emely volvió a sonreír y a
sentirse libre, cuando habló con sus padres y les contó sobre su
embarazo.
“Después que se destapó su embarazo volvió a ser feliz, siento que
volvió a ser libre. Cuando se supo, era como esa mariposa que se sentía
oprimida, pero que las alas se abrieron. Volvió a ser la Emely que era”,
narra sonriente su madre.
El bebé
“Ella adoraba a su bebé, estaba decidida a tenerlo, quererlo y a criarlo
con todo el cariño que nosotros como familia podíamos dar”, dijo.
Mientras relataba la anécdota de la primera vez que fueron juntas a
realizarse una sonografía, Adalgisa reveló que Emely había escogido
nombre para el bebé: “Yo le pregunté como le iba a poner al niño y ella
me dijo que se iba a llamar Jacob Moisés”.
Con cinco meses de embarazo y un nombre definido para el bebé, la
madre explica que su hija nunca tuvo la intención de abortar. “Si ella
hubiera querido abortar lo aborta desde que sale embarazada, pero ella
no lo hizo porque amaba su hijo. Ella adoraba a su muchacho”.
Pero, las circunstancias quisieron que ese varón de nombre Jacob Moisés nunca tuviera la oportunidad de conocer a su abuela.
“Ellos mataron a dos familias, la mía y la de ella, porque acabó
hasta con su propio hijo. Dos familias destruidas, no es justo y hoy
Marlin es inocente y sale mañana”, reclama Adalgisa Polanco entre
lágrimas de impotencia.
Marlon y Marlin
“No es justo” repite innumerables veces Adalgisa al ser cuestionada
sobre la libertad prematura de Marlin, este próximo 30 de agosto.
Su cara se torna seria, sus ojos se abren y fijan una mirada directa y
contundente hacia la cámara, se comienza a sentir entre sus palabras y
gestos que ofrece su sed de justicia ante la madre de quien asesinó a su
hija.
“Me asesinan a mi hija, nueve días escondiéndola, su cuerpecito
siendo arrastrado por una maleta. Marlon se entrega y el cuerpo de mi
hija sigue siendo movido entre La Vega y San Francisco. ¿Me vas a decir a
mí que Marlin Martínez es inocente y que va a salir mañana mismo? No es
justo”, Adalgisa llora de impotencia mientras intenta mantener la
conversación.
“Yo solo espero que la justicia dominicana se siente y medite este
caso de mi hija y logre ver que Marlin es realmente culpable, porque no
es justo. Si yo no hubiera creído en Dios hoy no estaría sentada en esta
mecedora, probablemente estaría acompañando a mi hija”, manifiesta la
madre de Emely.
La historia toma otro rumbo, cuando se habla sobre Marlon, ya que a
dos años del suceso, su madre, su hermana y la comunidad donde vivía, no
se explican cuál fue el detonante que lo llevó asesinar a Emely.
“Aun no comprendo, Marlon se veía como un muchacho bueno, era vecino
nuestro y respetaba mucho a Emely”, comenta Leidy Peguero, hermana,
argumento en que coincide con madre, quien dijo nunca imaginarse que él
iba a ser capaz de hacer eso.
Al igual que su hija, Adalgisa con una mirada de incertidumbre, la
voz entrecortada y gestos que aparentan buscar una respuesta, se
pregunta que los llevó a cometer el asesinato.
“Todo estaba claro, habíamos hablado con su padrastro que fue y dio
la cara, no su madre. El habló conmigo y todo estaba bien, pero le dije
que mi hija no sale de mi casa, porque no voy a permitir que sea
humillada en una casa de gente rica, porque como pobre yo crié a mi hija
con valores y no iba a permitir que la trataran de forma humillante”.
Agrega que durante mucho tiempo ha sido criticada y presionada por su
postura ante Marlon previo al asesinato. “Muchos me critican porque
quieren que diga que Marlon era un asesino o tenía imagen de eso desde
antes, pero eso sería mentir y yo soy una mujer que busca de Dios. Pero
después que me mató a mi hija si se convirtió en un asesino”.
Las lágrimas de impotencia desprendidas por mencionar a las personas
que cometieron el atroz crimen de su hija pasaron a transformarse en una
muestras de nostalgia, al recordar las palabras de una señora al
momento de nacer Emely.
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